Siguiendo con la receta de palabras sin uso ni destino, sigo decido a escribir la siguiente teoría alocada.
Todo inicia con la propaganda y la manipulación de las masas
consumistas, de las masas productoras, que son al mismo tiempo las masas
dirigentes.
Las masas son un gran toro, una bestia enorme que se irrita a la menor
provocación, que no teme actuar, incinerar, la masa es violenta pero al mismo
tiempo puede extender un amor infinito, sentir una misericordia interminable y
traer una paz intolerable.
Pues bien, esta masa, ese gran monstruo que ha movido el mundo en el
último siglo es también una masa sin inteligencia inmediata y sin una comprensión
clara de lo que sucede, se podría decir que sólo es gobernada por su inercia y
al mismo tiempo sufre de una resistencia enorme, pues la bestia como una nave
espacial, necesita quien la dirija, no quien la gobierne, pues las masas en
estados enérgicos y despiertos es ingobernable, pero no incontrolable.
Pues bien, un brazo enorme que procura el control de las masas es la
opinión pública, los líderes de opinión y el objetivo de tal opinión.
Para gestar la opinión pública hacen falta cinco ingredientes, público,
un medio de difusión, una idea, un objeto sobre el cual recaiga la opinión y un
lider de opinión con la credibilidad suficiente para permear al público sobre
la idea de que el objeto es de tal o cual manera. Por decirlo de alguna otra
manera, la meta es transformar el objeto por medio de la idea en algo distinto
a lo que había sido hasta entonces, el medio es la herramienta, el publico el
lugar donde reside la idea (imagen tradicional) del objeto y el líder un
catalizador para modificar el estado del objeto.
Tanto el objeto como el público tienen que ser alcanzables en masa,
tienen que ser categorizados para pueda ser dirigida la idea, aunado a esto es
necesario un estereotipo previo (cliché) del objeto de tal forma que
pueda ser entendido por la masa para luego ser modificado y establecido como un
muevo estereotipo o cliché.
Así la opinión pública tiene la finalidad de cuadrar a los individuos de
una sociedad (categorizarlos y hacer de ellos una masa homogénea), evitando
toda expresión de originalidad y absorbiendo los rastros de la originalidad
positiva, aquella que logra transformar el medio. Método que trata de volver
todo lo original un cliché, nombrando a sus portadores de forma despectiva y
luego introduciéndolos en los medios con sus características comunes, en fin,
trata de cuadrarlos quitándoles esa originalidad.
Es así que la estructura social no puede prescindir de los estereotipos
y clichés.